domingo, 1 de abril de 2012

TRABAJAR POR EL BIEN COMÚN




Por Paula Resels
Miembro de la Junta Comunal
Partido Socialista Auténtico en Proy. Sur
paularesels@yahoo.com


El 10 de diciembre del 2011 comenzó una nueva etapa en la vida política de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las comunas, y con ellas el germen de la democracia participativa.
 ¿Cómo hacer posible que éste sea un espacio de cambio y transformación de la sociedad?
La ley 1.777 (Ley orgánica de las Comunas) establece los Consejos Consultivos Comunales (CCC) un espacio de participación vecinal cuyas resoluciones deben ser obligatoriamente tratadas por la Junta Comunal (el ejecutivo colegiado de la Comuna). En decir, el CCC marcará la temática a discutir y resolver en cada una de las 15 Comunas en que está organizada la ciudad.
Las organizaciones sociales y políticas y los/as ciudadanos/as debemos participar en los CCC.
Participar conociéndonos, intercambiando ideas, experiencias. Escuchando, tolerando, respetando. El vecino/a que vive el barrio/comuna, lo ama, lo sufre, lo conoce. Conoce sus problemas y, muchas veces, hasta sus soluciones.
Interactuar. El desafío: abrirse y abrir las puertas al diálogo, al conocimiento mutuo. Buscando las coincidencias y trabajando sobre ellas.
El trabajo y compromiso, son el ejemplo para romper con la desmovilización de un sector importante de la ciudadanía, que por miedo, comodidad, ignorancia o desinformación, hace suyas frases como: “Es lo que hay”; “Los argentinos/as somos así”; “Igual después no pasa nada”; “Pobres hubo siempre” o “Roban pero hacen”, cuya consecuencia más visible es el “no te metas“, no reclames, no mires.
Una de las atribuciones del CCC, además de discutir las propuestas de los/as vecinas y de las de la Junta Comunal es la de control. Control de gestión, control de ejecución de las partidas presupuestarias, control en el cumplimiento de la ley. Controlar, contra el robo, contra el uso privado de los bienes públicos. Control en el cumplimiento de las decisiones que el mismo CCC ha tomado.
También le corresponde al CCC la discusión del presupuesto de las Comunas, cuáles deben ser los ingresos y egresos. Cuáles son las prioridades en el gasto/inversión. Participar en esta discusión nos posibilita que al contrario de lo que sucede hoy en la ciudad, la distribución presupuestaria en las comunas se realice con un criterio solidario y redistributivo. Cambiando las estructuras desde las bases de la sociedad.
A la Derecha, y a sus organizaciones sociales y políticas, no le conviene semejante participación en la toma de decisiones, va en  contra de sus intereses. Y desde hace tiempo y de varias maneras, conspiran contra este modelo. Presentando proyectos en la Legislatura que recortan las atribuciones de las Juntas Comunales y de los CCC, retrasando la transferencia de competencias y de recursos a las comunas para que éstas queden ante la opinión pública como estructuras vacías e inútiles. Anulando antes de nacer la posibilidad de un cambio no sólo electoral, sino un cambio en la forma de hacer política, integrando al “ciudadano común” a la toma de decisiones, quién, obviamente, deberá contar con la información necesaria para decidir responsablemente.
Información es poder. Poder para transformar. Para construir una sociedad justa con todos y para todos, producto de una decisión colectiva.
Todos debemos tener una activa participación en la vida política de las Comunas, pero también en la difusión de lo que realmente pueden representan las Comunas para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en contrapartida al discurso oficial que suscribe a las Comunas al problema del árbol de la otra cuadra, cuando, en realidad, las Comunas representan al bosque entero.
Las comunas acercan la política a la gente, para que desde allí puedan analizar desde otra perspectiva a sus representantes de la democracia representativa, con la posibilidad de demostrar que hay otras formas de construcción y quehacer político. Debemos construir la Democracia Participativa. Luchar por el Buen Gobierno.
En este marco, el desafío es alcanzar eso que los zapatistas definen como “Mandar Obedeciendo”.

REHENES DE LAS PRIVATIZADAS

A 20 años de las privatizaciones neoliberales impulsadas por el ex presidente, hoy senador, Carlos Menem, los ciudadanos venimos comprobando el desastre que significó ese proceso. 
Las privatizadas no sólo no mejoraron los servicios sino que, salvo la ampliación de la red telefónica hace 20 años, o bien se cercenaron los servicios como el de trenes o de transporte marítimo y fluvial o bien se mantuvieron las estructuras, hoy obsoletas, en sectores estratégicos como la energía (energía eléctrica, gas, petróleo), las redes sanitarias (en Bs. As. hace más de 80 años que no se invierte en redes de agua , cloacas ni desagües pluviales), la red vial (las financia el estado y los privados colocan la caseta para el peaje) Etc.
El mismo proceso privatizador eliminó los organismos de control de muchas áreas. Hoy el petróleo y el gas se exportan a “simple declaración jurada” de su volumen. Pagamos servicios como si estuviéramos en el primer mundo. Recibimos a cambio servicios de mala calidad, caros e ineficientes. Las privatizadas envían sus ganancias (enormes en relación con lo que pagaron por obtenerlas) al exterior en lugar de reinvertir una buena porción en el mejoramiento del servicio.
En el caso de la Electricidad la brecha tecnológica es un abismo. Los vecinos de nuestros barrios se han hecho “expertos” en el arte de sobrevivir al verano sin LUZ. Han visto con sus ojos, cuando las cuadrillas (tercerizadas) enviadas por Edesur o Edenor, reparan los trozos de cables quemados y estos quedan expuestos, su antigüedad superior a 40 años en la mayoría de los casos. 
Los cortes cíclicos, antes siempre en verano y desde hace un tiempo también en invierno, delatan la enorme desidia con la que trabajan. 
El ENRE más que un organismo de control, se asemeja a un socio pobre de las privatizadas. Repite el mismo procedimiento que EDE SUR/NOR: una maquina nos contesta …
- Usted se ha comunicado....Marque uno, si quiere escuchar nuevamente el mensaje marque 2... Su número de reclamo es…
Los usuarios estamos hartos del precio astronómico, de la pésima calidad del servicio y de la indiferencia del Estado que no controla...

El Estado debe retomar el control de las empresas de Servicios Públicos, con participación de sus trabajadores y de los usuarios.

Por César Fernández
P.S.A. Comuna 11

JARDINES COMUNITARIOS: UNA RESPUESTA POPULAR


La comunera Paula Resels (PSA) y el Movimiento Popular La Dignidad (MPLD), trabajan en conjunto en un proyecto para crear un jardín comunitario en nuestra Comuna 11, en el Barrio de Villa Mitre. Esta experiencia ya funciona en otros Barrios Porteños. La nota a continuación presenta los fundamentos pedagógicos y la necesidad de su creación.


      Los espacios educativos del Movimiento Popular La Dignidad se construyen como parte de un proceso de transformación más amplio y general.
      Uno de sus objetivos es desarrollarse como ámbitos de poder popular, es decir como espacios donde se tomen de manera conjunta las decisiones, con autonomía del Estado y en disputa y confrontación con él.
      La educación popular propone una reflexión continua sobre nuestra presencia en el  mundo, el lugar que ocupamos, lo que hacemos y lo que no hacemos, nuestra forma de vida, los conocimientos que fuimos construyendo.
      Problematizar la realidad buscando respuestas posibles, ir de la reflexión a la práctica de manera dialéctica, partir de lo que sí sabemos para ir hacia lo que aun no, entendiéndonos como sujetos inconclusos en eterna búsqueda y construcción, es la forma que toma la educación popular para cuestionar las prácticas que entienden al sujeto como una vasija a llenar, donde su única acción posible es la recepción.
      Desde el MPLD, hace algunos años venimos impulsando y apoyando la creación   trucción de instituciones que nos pertenezcan y nos representen. Es en este proyecto donde la palabra y la acción de cada uno de los que participamos tienen un lugar predominante. La palabra en cada dialogo, opinión y reflexión y la acción en cada hecho que hace posible el desarrollo de este proyecto comunitario.
      Son los niños y sus familias los protagonistas de estos espacios, y sus palabras y sus acciones son sin duda, el eje que organiza toda la propuesta de trabajo.
      La organización comunitaria en el barrio y la lucha por concretar lo que es un derecho de todos y todas es el motor para la construcción de estos espacios. Frente a un Estado ausente, que deja a la deriva a niños y niñas en edades tempranas y a sus familias con necesidad de salir a trabajar, la opción por hacer los propios jardines resulta hoy un espacio de disputa desde el cual día a día demostramos que otra educación es posible.
      Pensamos infancias como co-constructoras de conocimiento, de identidad, de cultura y no como pasivas o reproductoras de modelos impuestos por los adultos.
      Llevamos adelante en nuestros jardines una práctica que proponga la circulación “libre” por el espacio, sin las restricciones o los “NO” con lo que comúnmente se encuentran los niños y niñas desde su llegada al mundo.
      Trabajamos desde la concepción de Emmi Pikler del Desarrollo motor autónomo, donde las posibilidades y capacidades de los niños y niñas no son “facilitadas” ni “estimuladas” por los adultos. Los adultos son acompañantes de procesos de exploración y aprendizaje donde los protagonistas son los niños y las niñas.
      Entendemos que la estética y organización del espacio y los materiales tiene también que estar en función de los niños y niñas y no de los adultos. Tomamos para esto algunas concepciones de la experiencia de los jardines de Reggio Emilia.
      Trabajamos para garantizar el cuidado y la crianza de los niños desde una concepción distinta a la impuesta, contrahegemónica. A partir de conocer acerca de las necesidades del niño pequeño y de reconocer sus derechos, se construye colectivamente una práctica que tiene como objetivo la constitución de un niño autónomo, con posibilidades de autodeterminación, capaz de tomar su destino en las propias manos, solidario, creativo, y no persona sujeta a lo que otros determinen por y para él.
Para las familias el jardín comunitario resulta un espacio de participación donde poder socializar con otrxs la educación de lxs niños y niñas.

EL DERECHO DE LAS PERSONAS CIEGAS A CAMINAR SIN BARRERAS

Las veredas de la ciudad de Buenos Aires suelen presentar una gran cantidad de objetos que, lejos de llamar la atención de la mayoría de los transeúntes, ya forman parte del paisaje urbano. Motos estacionadas, sillas y mesas de bares y restaurantes, cajones de frutas y verduras, son algunos de los obstáculos que estorban el paso a cientos de peatones, que deben esquivarlos para seguir su camino.
Pero, ¿qué ocurre con las personas con dificultades visuales cuando se enfrentan con estas barreras? Para ellas la ocupación de las veredas y, en particular, de la zona que bordea la línea de edificación, no sólo genera molestias, sino que en algunos casos resulta riesgosa. Si bien las personas ciegas y con baja visión se desplazan por la calle con la ayuda de un bastón que les permite salvar los obstáculos que se encuentran delante de sus pies, no todos son detectados, por estar atravesados en el camino, fuera del radio que rastrean con el bastón.
En tanto, los toldos, los carteles metálicos, los andamios y todos aquellos elementos que se ubiquen por encima del suelo nunca podrán ser alcanzados por el bastón, pero sí por la cara o la cabeza de los transeúntes, lo que también implica un potencial peligro.
La zona comercial de Villa Devoto y Villa del Parque no son la excepción a esta costumbre. La mayoría de los locales gastronómicos que tienen mesas y sillas al aire libre las ubica al lado de la línea de edificación. A esto debe sumarse la gran cantidad de motos de envíos a domicilio que son estacionadas al lado de la pared, atravesadas y en doble fila.
Pero lo más significativo es que, en los días de invierno, muchos bares y restaurantes ocupan las veredas con grandes toldos que resultan muy útiles para el confort de los clientes, pero un verdadero problema para las personas con discapacidad visual, que no tienen forma de prever su presencia y esquivarlos.
La ley nacional de accesibilidad (ley 24.314) contempla en su artículo 20 que en las veredas “los pisos serán antideslizantes, sin resaltos ni aberturas que permitan el tropiezo de personas con bastones o sillas de ruedas”, y agrega: las señales de tráfico, semáforos, postes de iluminación y cualquier otro elemento vertical de señalización o de mobiliario urbano se dispondrán de forma que no constituyan obstáculos para los no videntes y para las personas que se desplacen en sillas de ruedas”. Es cierto que ni las motos, ni los toldos forman parte del mobiliario urbano, pero sí constituyen un obstáculo innecesario para las personas con discapacidad
El problema de la ocupación de las veredas no debería ser difícil de resolver, teniendo en cuenta que las personas con discapacidad visual se manejan siempre bordeando la pared, que les sirve como guía para mantener una línea recta. Por eso, no resulta imposible pensar que los obstáculos puedan ubicarse del lado más cercano a la calle, de manera que no dificulte el paso a las personas ciegas.
Aunque desde hace años comenzó a percibirse una creciente preocupación de la sociedad por los derechos de las personas con discapacidad, es preciso que se tomen medidas concretas que reviertan la situación: desde campañas informativas, hasta sanciones y multas. En definitiva, se requieren acciones que generen conciencia sobre este problema.


Por Andrea Grassia
Asesora del legislador porteño Adrián Camps
e integrante de la Biblioteca Argentina para Ciegos

Salud en la Ciudad - "LOS LOCOS DE LA CIUDAD; DE QUE LADO ESTAN???"

Los trabajadores de la Salud Mental, seguimos trabajando para abrir más espacios donde las personas con sufrimiento psíquico sea respetadas, donde sean respetados sus derechos humanos, donde las drogas psiquiátricas pasen a ser herramientas transitorias de uso exclusivo en momentos de crisis y no la forma de evitar que el sujeto hable de lo que su medio no quiere escuchar. Seguimos luchando por abrir más espacios donde el sufrimiento psíquico no sea leído como un buen motivo para un buen negocio, tal como ocurre hoy en los círculos más conspicuosde la psiquiatría oficial Argentina. Seguimos luchando por ampliar la Salud Mental Pública, Gratuita, Universal y Accesible, tal como lo prevé nuestra Constitución Nacional y las leyes básicas de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, y por remuneraciones dignas para nuestros colegas. Todas reivindicaciones existentes en tanto los gobiernos siguen haciéndole el juego a las grandes corporaciones médicas y a los laboratorios internacionales que lucran con el sufrimiento y la vida de la gente. Con vuestra ayuda y la de muchos profesionales e instituciones extranjeras y argentinas, logramos que el Poder Legislativo Nacional nos aprobara la Ley de Salud Mental en diciembre del 2010. Aún no hemos logrado que la reglamenten, pero estamos en camino. Hoy debemos luchar unidos en contra de la destrucción del sistema de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires. El Ing. Mauricio Macri, se propone construir un modernísimo Centro Cívico en el predio de 24 hectáreas donde funcionan el Hospital José Tiburcio Borda, dedicado a la atención de adultos y el Hospital Tobar García, dedicado a la atención de niños y adolescentes (único hospital existente en Argentina en su especialidad) Lo más grave no es que se disponga a demoler estos grandes hospitales, antiguos y anacrónicos, lo grave es que no tiene ningún plan para que los 900 pacientes allí internados continúen y concluyan sus tratamientos con los equipos de profesionales del sistema público. Por lo contrario, ya han comenzado a trasladarlos a clínicas privadas, algunas de las cuales se encuentran a grandes distancias de sus lugares de origen, separando a los pacientes de sus familias. Hoy necesitamos nuevamente la participación de la comunidad en defensa del sistema público de salud.

por  Alfredo Pais
Psicólogo, Asesor Legislativo